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La tarde de ayer jueves 24 de agosto, desde la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Lagos de Moreno se llevó a cabo una misa concelebrada, encabezada por el Administrador Diocesano de la Diócesis de San Juan de Los Lagos, Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien ya previamente había expresado su interés por acompañar en el dolor a los familiares de los 5 jóvenes desaparecidos de Lagos.
Vestido con ornamental rojo y acompañado de algunos sacerdotes, ante un recinto lleno, realizó esta celebración eucarística dentro de una serie de actividades que se llevan por parte del decanato 2 de Lagos de Moreno en la que envió un mensaje también a los familiares de los desaparecidos.
«A través de todos el señor está hablando a ustedes familiares de estos muchachos y de tantas otras personas desaparecidas, de tantas otras personas que han sido privados de esta oportunidad de seguir su vida, de seguir en su familia, de seguir sus proyectos, esto lo vemos en la historia de la salvación cuando el maligno entorpece los planes de vida del ser humano; el señor nos expresa precisamente como el maligno puede convencer, puede atraer y así va haciendo un camino de muerte, un camino de tinieblas».
Así mismo señaló el dolor de los familiares y amigos, es el dolor de todos, porque cuando sufre o padece uno, padecen todos; diciendo también que se está dolido por la pérdida de algún familiar de algunos de los presentes.
Posterior a la homilía invitó a un momento de oración en silencio por cada una de las intenciones de cada persona.
Al finalizar la misa el Pbro. Felipe de Jesús Ramírez Pulido, Párroco de Nuestra Señora de la Asunción en Lagos de Moreno, mencionó que la visita del obispo fue muy importante para la comunidad parroquial y agradeció a nombre de las familias y los colectivos de las personas desaparecidas, así como de los sacerdotes del decanato.
«Han sido días muy difíciles, porque hemos visto de forma cercana, el dolor y el sufrimiento de la comunidad que nos ha sido confiada, hemos experimentado el agravio, el dolor, la impotencia. Hemos sentido que somos vistos por toda nuestra patria y también a nivel internacional como una ciudad en donde se han dado hechos que sobrepasan la crueldad más aberrante; sin embargo en medio de este sufrimiento, hemos experimentado también el consuelo que nos proporciona la fe, la confianza en cristo.
Hemos visto el dolor y las lágrimas de estos padres de familia, de estos hermanos, pienso que ya no tienen ni lágrimas en sus ojos de tantas cosas que han estado viviendo».
Al finalizar la misa el Obispo y los sacerdotes colocaron veladoras a las afueras del templo, que mencionaron, buscarán que queden encendidas como símbolo de paz.
