La tarde lluviosa de ayer 5 de octubre se realizó el último día del triduo en honor a San Tranquilino Ubiarco, mártir de la Guerra Cristera que duró en la zona occidente del país de 1926 a 1929, en el que este sacerdote nacido en Ciudad Guzmán, fue martirizado por ser el Vicario con funciones de Párroco de San Francisco de Asís en Tepatitlán, después de que el entonces Cura titular huyera temeroso y escondido de un conflicto en el que Tranquilino Ubiarco de forma temeraria se habría quedado al frente de las acciones católicas de Tepatitlán.
En el templo dedicado a este mártir (ubicado en la zona de la Alameda de Tepatitlán, a un costado del árbol que conmemora el acontecimiento de su martirio el 5 de octubre de 1928), en punto de las 6:30 pm, se realizó una misa oficiada por el Pbro. Gabriel González quien es el Rector del Santuario del Señor de la Misericordia, sacerdote que está al frente de las acciones de construcción del templo del mártir.
En la homilía el Padre Gabriel leyó una reseña de la vida de San Tranquilino, así como los detalles de su canonización en el año 2000 por el Papa San Juan Pablo II, sus restos descansan en la Parroquia de San Francisco de Asís de Tepatitlán, en el que incluso mencionó el prelado que tuvo la oportunidad de estar en la canonización.
«Gracias a Dios me tocó estar allá en la misa de canonización y vi aquella majestuosidad de la Basílica de San Pedro. Primero me impactó mucho la salida del Papa Juan Pablo II ahora San Juan Pablo II con su báculo, ya un hombre un poco cansado por lo que había padecido del atentado de 1981 y la carga de la iglesia, se veía aquella Basílica completa por aquel hombre tan santo; luego colgado del pendón las fotografías de los tres santos mártires, ver a gente tan sencilla, ver a gente que ni siquiera se imaginó estar en aquellos lugares, un pendón donde ahora se le reconocía como santo… murió joven también».
Mencionó también cómo recordaba en la calle Hidalgo, cuando hacía el recorrido y veía el árbol seco, (en el que se espera seguir conservándolo), recordaba el presbítero que es un testimonio de las intercesiones que se tiene para todos los creyentes.
Posterior a la celebración eucarística, la Banda Municipal de Tepatitlán interpretó las mañanitas y otras piezas tradicionales, mientras que en la explanada se ofrecía la tradicional Kermesse que apoyará a las labores de construcción que van avanzadas y que se espera en próximas fechas concluir.