El Consejo Estatal contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ) de la Secretaría de Salud, informó que el alcohol sigue siendo la principal sustancia psicoactiva consumida en México y también propicia el consumo de drogas ilegales.
Según se informó que de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021, el 51.8% de los adultos reportó consumo de alcohol, lo que equivale a más de 43.9 millones de personas, de los cuales 60 por ciento son hombres (26 millones 203 mil) y 40 por ciento son mujeres (17 millones 696 mil). La encuesta sólo considera a adultos mayores de 20 años.
Así mismo se refirió que 8.4 por ciento de la población consume alcohol excesivamente cada semana, cifra que representa a 7 millones 109 mil adultos de más de 20 años. Asimismo, 14 millones 955 mil adultos reportaron que en los últimos 30 días consumieron alcohol de manera excesiva (17.6 por ciento de la población adulta, mayor de 20 años).
Por su parte el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones en el Estado de Jalisco, en su informe más reciente (2022) refiere que entre 6 mil 698 pacientes que acudieron a tratamiento residencial contra las adicciones el año pasado en establecimientos debidamente registrados, el 70.7 por ciento señalaron que consumían alcohol y tres de cada diez (33.9 por ciento) mencionaron que fue la sustancia de inicio para el consumo de otras drogas. Como sustancia de impacto, o que motiva el tratamiento, el alcohol representa 17.1 por ciento.
Así mismo se dijo que el alcohol está insertado dentro de las tradiciones, costumbres y fiestas, sin embargo, los significados y sentidos que tenía su uso en comunidades indígenas han ido cambiando conforme nos hemos ido aproximando a una globalización cultural, lo que quiere decir que estamos influidos por diferentes estilos culturales, pero de una manera muy agresiva, muy consistente a través de una sobre estimulación que puede llegar de todo el mundo
Al perderse los procesos culturales, el consumo de alcohol impulsado por la mercadotecnia y la búsqueda de placer inmediato va incorporándose a la cotidianeidad. La gente entonces van a tratar de encontrar en esos productos una forma de aliviar su malestar, su frustración, pero que a la vez ese mismo consumo va a generar mayor ansiedad y depresión, y se vuelve un círculo vicioso.